3 de septiembre de 2008
Año Internacional de las Lenguas
Cuando recibió el titulo de
Primer Ciudadano Ilustre del Mercosur, en julio de este año, el conocido
escritor uruguayo Eduardo Galeano afirmó en su discurso —refiriéndose a
América— que “Nuestra región es el reino de las paradojas”. A las
paradojas de las que hizo alusión el autor de las Venas Abiertas de América
Latina, Memorias de fuego y El libro de los abrazos, yo le agregaría
una más: América es el único continente del mundo que funciona sin sus lenguas
propias; es el único continente donde ningún idioma americano tiene vida
normal, donde ninguna lengua americana es oficial y de trabajo de ningún país
ni de los bloques de naciones que en él se formaron.
El desinterés hacia sus lenguas
propias y su identidad, sin lugar a dudas es una de las más prominentes
paradojas e ironías de nuestro continente, que hace doscientos años inició su
independencia política, empero nunca se ocupó de su independencia y soberanía
lingüística. La política lingüística paraguaya es una de las más categóricas
pruebas. El país de los guaraníes, a doscientos años de su independencia
política, tiene como única lengua normal, oficial y de trabajo a la lengua de
Castilla, hablada actualmente por el 67% de la población; por otro lado, el
guaraní, la lengua mayoritaria y que lo identifica, hablada por 86% de su
población, es discriminada y privada de ser lengua normal y de trabajo del
Estado Paraguayo.
En el discurso mencionado,
Eduardo Galeano puso de relieve la importancia estratégica de la lengua guaraní
para Paraguay, afirmando que “Paradójicamente, al cabo de cinco años de
guerra feroz, entre tanta muerte sobrevivió el origen. Según la más antigua de
sus tradiciones, los paraguayos habían nacido de la lengua que los nombró, y
entre las ruinas humeantes sobrevivió esa lengua sagrada, la lengua primera, la
lengua guaraní. Y en guaraní hablan todavía los paraguayos a la hora de la
verdad, que es la hora del amor y del humor”.
Pero la paradoja lingüística y
cultural no es sólo paraguaya, sino se extiende en todos los países de este
continente; en ningún país americano una lengua americana es normal. Así
también ocurre en los bloques regionales de naciones que se han creado hasta
ahora —incluido el Mercosur. En ningún bloque de naciones una lengua americana
es oficial y de trabajo. El Área de Libre Comercio de las América (ALCA), hoy
en letargo, contemplaba cuatro lenguas europeas oficiales: el castellano, el
portugués, el inglés y el francés.
El otro proyecto de integración
americana que se concretó el 23 de mayo del presente año es la Unión de Naciones
Suramericanas (UNASUR). Este bloque sudamericano está constituido por la República Argentina,
la República
de Bolivia, la
República Federativa del Brasil, la República de Colombia, la República de Chile, la República del Ecuador, la República Cooperativa
de Guyana, la República
del Paraguay, la República
del Perú, la República
de Suriname, la
República Oriental del Uruguay y la República Bolivariana
de Venezuela. Esta iniciativa integracionista, al igual que el ALCA, contempla
cuatro lenguas oficiales, pero nuevamente todas europeas: el castellano, el
inglés, el portugués y el neerlandés u holandés. El inglés entró por ser lengua
oficial de Guyana, que tiene 705.803 habitantes; el holandés entró por
Suriname, que cuenta con 415.000 habitantes, donde también es lengua oficial.
Pero paradójica e irónicamente, el guaraní —lengua oficial de uno de los
estados miembros— y otras lenguas originarias de América, con millones de
hablantes, fueron excluidos de esta integración.
No puedo imaginarme lo paradójico
que sería para los europeos que la Unión Europea funcionara sin las lenguas
europeas, que su Parlamento funcionara solamente en lenguas americanas o
asiáticas. Para dicha de los europeos, la integración de sus naciones cuenta
con 23 lenguas oficiales y de trabajo y casi todas son europeas.
En el Año Internacional de las
Lenguas, el 2008, es más que urgente que en Paraguay iniciemos la normalización
de la lengua americana mejor posicionada de América: el guaraní. Por justicia social
y para reivindicarnos con nuestra identidad, en este año de cambios políticos,
es urgente que aprobemos la Ley
de Lenguas, que empecemos la bilingüización del Estado, que profundicemos la
educación bilingüe, que creemos voluntad política para que el guaraní sea una
lengua normal como lo es el castellano. A nivel americano debemos unir
sinergias para que el guaraní, el quechua, el aimará y otras lenguas sean
lenguas oficiales y de trabajo del Mercosur y de la UNASUR. Solo así
podemos como naciones construir una verdadera integración basada en nuestras
raíces. Nuestras lenguas y nuestras culturas continentales nos exigen
reparación histórica de manera a reencontrarnos con nuestras raíces como
pueblos.
El autor es lingüista, Director
de la Fundación Yvy
Marãe’ỹ y del Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní, Regional San Lorenzo II.
El guaraní y la clase política paraguaya
Culminó
el año 2007 e iniciamos el 2008. En momentos como este es importante realizar
una retrospección de lo que fue el año que expiró y sobre ella proyectarse en
el nuevo. En estas líneas quisiera hacer referencia a la lengua guaraní y la
clase política paraguaya, de manera a aportar temas para los debates y
discusiones de los candidatos a distintos cargos que se elegirán en el mes de
abril.
En
un artículo que escribí el año pasado para este periódico había dicho que en el
2007 recordábamos los 400 años de la
publicación de la primera obra escrita en la lengua guaraní, el Catecismo
Guarani de Fray Luis Bolaños, editada en Nápoles en octubre de 1607; que se cumplían 40 años de la sanción de una
Nueva Constitución Nacional, el 25 de agosto de 1967, en la cual se reconoció
al guaraní como lengua nacional; y que se cumplen 15 años, el 20 de junio de
1992, de la sanción de la Constitución
Nacional actual, a través de la cual el guaraní pasó a ser
lengua oficial junto al castellano en nuestra República.
Además
de estos hechos históricos, el guaraní tuvo en 2007 un protagonismo muy
importante a nivel mundial. En enero el MERCOSUR lo asumió como la tercera
lengua, junto al castellano y portugués, y si no fuera por la mala fe y desidia
de las autoridades paraguayas, iba a ser declarado lengua oficial de este
bloque económico; el discurso del Director General de la UNESCO, el Sr. Koichiro Matsuura, con el cual dio la
apertura al Año Internacional de las Lenguas, el 2008, fue traducido en nueve
lenguas, y entre ellas el guaraní; dicho documento se publicó en las seis
lenguas oficiales de las Naciones
Unidas: castellano, inglés, francés, ruso, chino y árabe y en tres lenguas
invitadas: danés, irlandés y guaraní. El
25 de diciembre, el Papa utilizó el guaraní para pronunciar parte de su
discurso desde Roma. Estos dos últimos hechos fueron de suma importancia, ya
que por primera vez la ONU
utilizó una lengua originaria de América, y justamente el guaraní, para emitir
textos oficiales y por primera vez también un Pontífice hizo uso de una lengua
americana, y justamente el guaraní, desde la sede de la Iglesia Católica
para emitir un mensaje al mundo. En el
2007 el guaraní ha ingresado vertiginosamente al mundo virtual; desde diciembre
la enciclopedia Wikipedia tiene en sus páginas vastas informaciones en guaraní
sobre diferentes temas; además hay que señalar que a la fecha miles de sitios
difunden nuestra lengua.
Ahora bien,
¿cómo está el guaraní a nivel nacional? Sin lugar a dudas que esta lengua está
mucho mejor que décadas y años anteriores en Paraguay. Los discentes ya no se
arrodillan encima de la sal gruesa o grano de maíz en las escuelas como castigo
por hablar guaraní, los educandos campesinos ya no pierden el receso por hablar
en clase la única lengua que conocen, etc. Empero hay demasiadas
discriminaciones aún para la lengua guaraní y sus hablantes. Nuestra lengua
originaria, a pesar de que hace 15 años es lengua oficial para la República del Paraguay y hablada por 90% de la
población, sigue siendo hoy una lengua relegada por el Estado Paraguayo. Hasta
ahora no se ha publicado una sola ley, un solo decreto, un solo dictamen
judicial en guaraní, cuando que desde 1992 todos los documentos que emite el
Estado deberían ser publicados en castellano y guaraní, de manera a hacer
efectiva la prescripción constitucional, democratizar las informaciones y hacer
asequibles los documentos públicos a todos los ciudadanos y ciudadanas de esta
patria,
La marginación
de la lengua guaraní y la exclusión de sus hablantes devienen de la supina
irresponsabilidad de la clase política paraguaya. El Presidente de la República defendió la
igualdad de las culturas en la 34º reunión de la Conferencia General
de la UNESCO
realizada el año pasado; en la ocasión el mandatario pronunció parte de su
alocución en guaraní y subrayó que no
hay culturas superiores sino diferentes. Todas estas bonitas declaraciones del
Presidente son puros aforismos, ya que en la práctica el mismo no ha hecho
absolutamente nada como sus antecesores inquilinos del Palacio de los López
para reivindicar y normalizar el uso del guaraní en el Estado; el Presidente
defiende la igualdad de las culturas pero relega el guaraní; afirma que no
existen culturas superiores, pero en la práctica sí existen para él, puesto que
privilegia la lengua de Cervantes, como “la lengua de los karai” para
comunicarse en forma oficial con el pueblo y relega el guaraní, lengua de mayor
uso del Paraguay y única del 27% de la población paraguaya. La actitud de los
demás políticos, tanto del partido del gobierno como los de la oposición, es la
misma que la del Presidente de la República. La
clase política paraguaya padece de miopía estratégica, que le impide divisar e
interpretar el gravitante papel histórico de la lengua guaraní para la nación.
Ahora estamos
en el año 2008, año internacional de las lenguas para las Naciones Unidas y año
electoral en el Paraguay. Es más que
necesario que la clase política paraguaya y los partidos y movimientos
políticos incluyan en sus discusiones y en sus propuestas el tema cultural y la
lengua guaraní, y la sociedad civil debe velar para ello. La cultura no reviste
de importancia para los políticos y las políticas de nuestro país, el
presupuesto asignado para el 2008
a la
Secretaría de Cultura es elocuente, del exiguo monto
asignado, el 98% es destinado a sueldos y solo 2% para promoción cultural. Esto
es una burla para nuestra identidad y cultura paraguaya y una traición a los
intereses nacionales, ya que se sabe que la promoción cultual es de suma
importancia en este mundo globalizado, dado que la cultura es la quintaesencia
de la identidad de la nación. La clase política paraguay tiene una histórica deuda
con la lengua guaraní, es la responsable de la larga discriminación de esta
lengua, piedra angular de nuestro “teko” como paraguayos y de sus hablantes. Ni
el Parlamento ni el Ejecutivo paraguayos fueron quienes pidieron por primera
que el guaraní fuera lengua oficial del MERCOSUR, sino sus pares de Uruguay; es
más, los del Paraguay fueron –según informaciones extraoficiales que hemos
denunciado públicamente en su momento- quienes pidieron que este bloque de
naciones no adoptara nuestra lengua mayoritaria del Paraguay como lengua
oficial.
Ha’evéma
ñe’ẽrei ha vyrorei. Tekotevẽ político ha sociedad civil jajetyvyro ha ñañepyrũ
ñamba’apo ñane retã, ñene retãyguakuéra ha ñande reko tee rehe añetehápe. Heta oĩ tembiaporã: hetahetave tetãygua osẽ
tupãmba’ejáramo ojeporeka ambue tetãme hembiaporãre hetã’ỹramo guáicha,
chokokue ha ypykuérape oñemosẽmba ijyvýgui, ha soja jarakuéra (pytaguameme
nunga) omongy’apa yvy, ysyry ha ñande rekoha. Ko’ã mba’e, ñande reko ha guarani
ñe’ẽ ári oguatava’erãkuri politico-kuéra rembiapo; áĝakatu ndaupéicha oiko, ha
iporãne aipóramo 2008-pe oñepyrã hikuái.
La clase
política paraguaya está en una disyuntiva: terminar con la segregación
lingüística y social de que es objeto el pueblo desde hace casi 200 años o
seguir con el vyrorei como ya nos
tiene acostumbrados, postergando la discusión y solución de los problemas
esenciales y encharcándose siempre en los temas pueriles y sin trascendencia
para el nación. Si el primero va ser el camino a abrazar, la clase política en
el 2008 –el Año Internacional de las Lenguas - debe empezar a normalizando el
uso del guaraní: que se apruebe la
Ley de Lenguas, cuyo anteproyecto fue elaborado por la
sociedad civil; que se bilingüice en guarani y castellano el Estado; que todas
las gobernaciones y municipalidades utilicen las dos lenguas oficiales en forma
oral y escrita como establece el artículo 140 de la Constitución
Nacional; que las nuevas Cédulas de Identidad y Pasaporte (
que saldrán en abril de este año) utilicen ambas lenguas oficiales; que las
empresas privadas incorporen el uso de estas lenguas; que todos los paraguayos
y las paraguayas conozcamos el guaraní, el castellano y si es posible otras
lenguas. Si la clase política paraguaya no se preocupa y ocupa de estos temas capitales para la vida
nacional, habrá traicionado los anhelos de toda la población y repetido las
mismas mentiras de siempre.
Lic. Miguel
Ángel Verón
Director de la Fundación Yvy Marãe’ỹ y del
Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní, Regional II
San Lorenzo
La
nueva apertura política y la lengua guaraní en el Paraguay
Hace seis meses que
asumió el nuevo gobierno encabezado por el señor Fernando Lugo. Las elecciones
de abril pasado marcaron un hito en la historia paraguaya, puesto que fue la
primera vez que un partido entregaba el gobierno a otro por las vías
democráticas, y por otra parte, fue relegado del gobierno un partido en cuyo
expediente se encuentran el sostenimiento de funestas dictaduras y la abierta
entrega de la soberanía nacional. La apertura democrática que estamos viviendo
en el Paraguay –que esperamos que sea mucho más radical que la iniciada en
1989- debe necesariamente ser acompañada por la profundización del respeto a
los derechos humanos y la recuperación de la soberanía política, territorial,
energética, cultural y lingüística. La normalización de la lengua guaraní, uno
de los mayores desafíos del gobierno de Lugo, será la forma de recuperación de
la autonomía cultural y lingüística por tantos años negada y renegada por las
minorías que se han apoderado de este país.
Una de las deudas más
graves y con mayor consecuencia social que tienen los diferentes gobiernos de
distintos colores desde la culminación de la Guerra Contra la Triple Alianza es la absurda y
criminal discriminación que han sufrido la lengua guaraní y sus hablantes.
Cuando culminaba la Guerra Guasu
en 1870, probablemente el 98% de la población paraguaya hablaba el guaraní y
solo el 25% el castellano; pese a ello, la política que impulsaron los
marionetas de los vencedores ha querido borrar la lengua guaraní, idioma identitaria y de resistencia del pueblo
paraguayo. Prueba de ello es que el 7 de marzo de 1870, a solo seis días de
la derrota paraguaya, por resolución firmada por Cirilo Antonio Rivarola,
miembro del Gobierno Provisorio impuesto por los vencedores, se prohíbe el uso
del guaraní en las escuelas, y así comienzan los violentos castigos físicos y
psicológicos que sufrieron los escolares por tantas décadas; en la Asamblea Nacional
Constituyente que se realizó el mismo año también se prohibió el uso del idioma
de la resistencia nacional.
El designio de los
vencedores y la doctrina mitreriana que para matar al Paraguay primero habría
que matar su lengua, el guaraní, cumplieron a pies juntillas los distintos
gobiernos abyectos a intereses exógenos que se sucedieron en el país por los
largos 138 años. Ni el partido colorado, ni el chovy ni el febrerismo se
preocuparon y ocuparon de poner fin al brutal atropello de que fueron objeto
millones de paraguayos y paraguayas, a quienes se les ha privado del derecho de
hablar en su lengua propia, y con ella de la posibilidad de pensar, de
expresarse, de construir su aprendizaje, de participar en la vida política y de
ser ciudadanos y ciudadanas. Esta política de mutismo que se impuso a los y las
hablantes de la lengua mayoritaria sigue patente hasta ahora; actualmente, a 20
años de la apertura democrática y 16 de la oficialización del guaraní junto al
castellano, la lengua de Castilla sigue siendo la única normal y de trabajo del
Estado Paraguayo, violándose de esta manera el derecho que les consagra a los y
las guaraní hablantes el artículo 140 de la Constitución
Nacional. A pesar de que el 86% de la población paraguaya
habla guaraní, el Estado funciona única y exclusivamente en castellano,
soslayando y pisoteando el derecho de cerca del 90% de la población de vivir en
su lengua, que su Estado se comunique con ella en su idioma, que sus documentos
públicos y personales estén en la lengua que entiende.
Por suerte en los
últimos años ha surgido una nueva conciencia lingüística en la sociedad civil
paraguaya, que progresivamente va tomando relieve. Esa nueva fuerza civil
empieza a exigir al Estado el respeto de los derechos lingüísticos, y ha
encarado trabajos sinérgicos antes y después de las elecciones de abril pasado.
Apenas el Señor Fernando Lugo fue declarado ganador, unas 36 organizaciones
nacionales y extranjeras le presentaron un documento en el cual solicitaron la
urgente normalización del idioma guaraní y la bilingüización del Estado
Paraguayo; fruto de esta militancia, en la asunción al mando del 15 de agosto
la lengua mayoritaria ha ocupado un espacio muy importante.
Después del 15 de
agosto se han dado algunos pasos muy auspiciosos que apuntan a la normalización
y normativización del guaraní. En diciembre de 2008, la Secretaría de la Función Pública y la Secretaría Nacional
de Cultura, a propuesta y apoyo de la sociedad civil, han puesto en marcha un
plan de enseñanza de guaraní en la función pública. Este mes culminará el
mencionado curso donde están estudiando cerca de 30 funcionarios y funcionarias
públicos. En la segunda quincena del presente mes, en base a los logros y
tropiezos encontrados en el curso piloto, se abrirán paralelamente varios
cursos comunicativos de lengua guaraní, destinados a más funcionarios y
funcionarias. Con este plan de capacitación se pretende contar con funcionarios
y funcionaras bilingües, que manejen con solvencia en forma oral y escrita las
dos lenguas oficiales de la
República, de manera a ofrecer un servicio bilingüe y
fortalecer la bilingüización de la administración del Estado paraguayo.
Es de recordar
también que se está estudiando en el Parlamento Nacional un proyecto de Ley de
Lenguas, que pretende normalizar y normativizar la lengua guaraní, y fortalecer
las demás lenguas nacionales. El sistema educativo nacional también aporta lo
suyo, si bien sigue impulsando en la práctica un modelo de bilingüismo de
sustitución y no de mantenimiento como se expresa en los papeles, el Ministerio
de Educación y Cultura sigue con su plan de educación bilingüe, que desde el
presente año presenta importantes innovaciones. La nota resaltante en el área
educativa constituye la Campaña Nacional
de Alfabetización que se encarará en forma bilingüe, el programa cubano Yo Sí
Puedo se desarrollará en guaraní-castellano, para lo cual se hará una versión
adecuada a la realidad nacional y con actores y actrices paraguayos y
paraguayas. Es más que urgente una campaña nacional de alfabetización de
jóvenes y adultos en guaraní, de tal suerte a extender la comprensión oral y
expresión escrita en esta lengua.
Pese a estos
importantes pasos dados, aún estamos muy lejos de ser un país respetuoso a su
identidad, a sus lenguas y a sus ciudadanos y ciudadanas, puesto que la
administración del Estado casi 100% sigue siendo monolingüe castellano; las
leyes, decretos, ordenanzas, etc. se publican todavía en castellano solamente;
la salud, en un país mayoritariamente guarani hablante, funciona solamente en
castellano; la administración de la justicia usa solamente el castellano en un
país donde el 80% de población es de lengua materna guaraní; la cédula de identidad personal se expide en
castellano-inglés, y la página web del Ministerio de Hacienda se exhibe en
castellano-portugués, renunciando abiertamente a la soberanía política y
lingüística.
Nuestro país no será
Paraguay sin la lengua guaraní, había afirmado hace unos años un gran estudioso
de esta lengua; y efectivamente es así. Si el nuevo gobierno quiere superar los
problemas endémicos que afecta a la nación, no puede seguir soslayando los
derechos lingüísticos y renegando contra la identidad paraguaya; debemos
reflexionar como país quiénes somos, reconocer que nuestra identidad está en la
lengua guaraní, que en ella nos expresamos en los momentos amargos y alegres,
en los momentos de nostalgia, cuando estamos fuera de nuestras tierras, y
cuando nos encontramos con nosotros mismos. La bilingüización del Estado
Paraguayo y la normalización de la lengua guaraní ayudarán a la profundización
de la democracia y el respeto a los derechos humanos; así mismo traerán a la
nación ingentes beneficios, puesto que fortalecerán nuestra identidad, elevarán
nuestra autoestima y seremos más seguros de nosotros mismos como pueblo.
Miguel Ángel Verón
Director de la Fundación Yvy Marãe’ỹ
Y del Ateneo de Lengua Guarani de
San Lorenzo
m_angelveron@hotmail.com
Normalicemos la
lengua guaraní
Las Naciones
Unidas han declarado el 2008 como
“Opaite Ñe’ẽ Ary”, Año Internacional de las lenguas; esta iniciativa la
tomó este organismo internacional al ver con preocupación que las lenguas, una
de las manifestaciones culturales más importantes de la humanidad, estaban
experimentando un acelerado proceso de extinción. Algunos estudios señalan que
el Siglo XIX se inició con cerca de 200.000 lenguas; tristemente el Siglo XXI
se encontró con un poco más de 5.000 de ellas nada más; la “civilización” mató
más de 190.000 lenguas en doscientos años; actualmente cada mes mueren dos o más lenguas en el mundo.
Ñe’ẽnguéra
ñemano oipy’apyeterei ONU-pe, ha upévare ojerure opavave tetã ha tetãyguápe
ojepy’apymívo iñe’ẽ ha heko rehe ko ary pukukue, jahechápa nañamombaretéi
opaite ñe’ẽ anivéma hag̃ua japyta ñanetyre’ỹ chuguikuéra. “Los idiomas son
esenciales para la identidad de las personas y los grupos humanos y para su
coexistencia pacífica, y constituyen además un factor estratégico para avanzar
hacia el desarrollo sostenible y la articulación armoniosa entre lo mundial y
lo local”, he’i kuatia osẽva tetã
aty guasúgui.
¿Cómo
nos tomó en Paraguay este año tan importante? Nuestro país es el reino de las
paradojas; el guaraní, a pesar de que siempre fue la lengua mayoritaria en toda
la historia patria, y pese a que es la lengua que representa nuestra identidad,
siempre fue relegado; los sucesivos gobiernos que nacieron después de la
hecatombe del 70 siempre tuvieron una clara política guaranicida y etnocida. El
advenimiento de la democracia política no ha traído consigo una democracia
lingüística para nuestro pueblo, puesto que los y las monolingües guaraní
siguieron y siguen discriminados por su propio estado, hecho que los lleva a
vivir en su país como emigrantes.
Guarani
ningo ymaite guive ko’ág̃a meve ñe’ẽ ojeporuvéva ñane retãme. 1811-me, Paraguái
isãso ramo guare España poguýgui, 99% ñane retãygua oiporu ko ñe’ẽ. Censo guasu
ojejapova’ekue 2002-me ohechauka
5.160.830 tapicha ñane retãygua apytépe, 1.721.000 (33%) oikuaaha guarani
ha castellano, katu oiporuve guarani; 1.399.220 (27%) oñe’ẽ guarani añónte;
1.330.810 (26%) oikuaa castellano ha guarani, katu oiporuve castellano; 411.780
(8%) oñe’ẽkuaa castellano añónte. Pépe jahechakuaa haimete 90% ñane retãygua oñe’ẽkuaa guarani ha castellano
katu 70% rupinte.
Pese
a que la lengua guaraní es lengua mayoritaria del Paraguay, hablada por casi
90% de la población y oficial según el Artículo 140 de la Constitución
Nacional, ella y sus hablantes siguen siendo discriminados y
desdeñados. El Estado Paraguayo sigue funcionando única y exclusivamente en
castellano, lengua hablada por cerca del 70% de la población, violando
flagrantemente la Constitución
Nacional y los inalienables derechos de los y las guaraní
hablantes. Los medios de comunicación, casi en su totalidad, funcionan en
castellano. Todos los municipios, inclusive aquellos en donde el 80% de la
población habla solamente guaraní, funcionan únicamente en castellano. Los
documentos en general están en castellano; la cédula de identidad policial va
mucho más allá, es bilingüe pero castellano–inglés. Esta política guaranicida
atenta directamente contra el alma de la patria y de la democracia paraguaya.
El
nuevo contexto político iniciado el 20 de abril da señales de esperanza; hace
creer en que habrán cambios en relación a la política lingüística. El acto de
asunción del 15 de agosto ha marcado un hito en la historia paraguaya; por
primera vez se ha entonado el himno nacional en las dos lenguas oficiales, por
primera vez también el Presidente del Parlamento como el flamante nuevo
Presidente de la República
utilizaron los dos idiomas oficiales para dirigirse a los presentes, poniendo
de manifiesto nuestra identidad lingüística. “Japytávo oñondive ñañemongetáta ñane ñe’ẽtépe”, aseguraba el nuevo
presidente en aquel histórico día.
Heta
mba’e porã ipyahúva ningo ko’ág̃a ojejapohína Paraguáipe guarani ha ambue
ypykuéra ñe’ẽ rehe; Parlamento-pe oñehesa’ỹijohína peteĩ Leirã Paraguái Ñe’ẽnguéra reheguáva (Proyecto de Ley de Lenguas),
ha vokoietéma ikatu oiko chugui léi. Pe apoypyrã rupi oñemoñe’ẽkõi añetese
Paraguái, péva ombohape opaichagua kuatia, jámane decreto, léi, ordenanza osẽva
municipalidad-kuéragui, kuatia tee (cédula de identidad), jehasaha (pasaporte),
ha hetave kuatia oñemyasãivo guarani ha castellano-pe, oiko háicha tetã
iñe’ẽkõivape; upéichante avei pe leirã ombohape medio de comunicación-kuéra
oiporúvo mokõive tetã ñe’ẽ tee.
Este
mes se inician los cursos de guaraní para funcionarios y funcionarias de la
administración central. Este proyecto están encarando la Secretaría de Cultura y
la Secretaría
de la Función Pública,
conjuntamente con la Red Contra
Toda Forma de Discriminación. Estos cursos apuntan a capacitar en forma gradual
a todos los y las funcionarios públicos en la lengua guaraní, de manera que
puedan manejarla en forma oral y escrita, y de esa manera elevar la eficiencia,
hacer efectivo el mandato constitucional y poner en práctica una política de no
discriminación en la administración del Estado.
Og̃uahẽma
ára tetã háicha ñañeporandúvo moõ gotyopa jahase; guarani ningo osyryry ñande
ruguýre, pype oĩ ñande reko tee Paraguái háicha; opa rire Ñorairõ Guasu,
1870-pe, Argentina ha Brasil ojukase ñane ñe’ẽ ha ñande reko, jahechápa
nohundietéi Paraguái; péicha oñepyrũva’ekue guarani ha iñe’ẽhára ñemboyke oguatáva
gueteri ko’ág̃a meve; aipórõ, añetehápe ñamopu’ãséramo ñane retã ha jaipykýi
añeteséramo democracia rape, ñamombareteva’erã ñande reko; péva ojejapótaramo
guarani ha’e tembiporu tuichavéva; ha’e ñanemopeteĩ ha ñanemoambue ambue
tetãnguéragui; ha’e rupi Paraguái ojekuaa yvy tuichakue javeve.
Reivindiquémonos
con el guaraní, con nuestra identidad y con nuestras raíces en este Año
Internacional de las Lenguas normalizando el guaraní; aceptemos y asumamos con
orgullo nuestro bilingüismo, signo identitario invalorable que tenemos; dejemos
de discriminar a los 27% de hablantes monolingües guaraní, bilingüizando el
Estado y la sociedad toda; hagamos esfuerzos sinérgicos para que todos los
ciudadanos y las ciudadanas seamos bilingües coordinados guaraní-castellano.
Solo así podremos recuperar nuestra autoestima como pueblo y ser orgullosos de
ser paraguayos y paraguayas.
Miguel Ángel Verón
Director de la Fundación Yvy Marãe’ỹ y del Ateneo de Lengua y Cultura Guarani, Regional San Lorenzo II.
Pareha: m_angelveron@hotmail.com
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