sábado, 31 de octubre de 2009

Precedentes- Artículos de M.A. Verón 2009



3 de septiembre de 2008
Año Internacional de las Lenguas
Miguel Angel Verón                        Las paradojas americanas
Cuando recibió el titulo de Primer Ciudadano Ilustre del Mercosur, en julio de este año, el conocido escritor uruguayo Eduardo Galeano afirmó en su discurso —refiriéndose a América— que “Nuestra región es el reino de las paradojas”. A las paradojas de las que hizo alusión el autor de las Venas Abiertas de América Latina, Memorias de fuego y El libro de los abrazos, yo le agregaría una más: América es el único continente del mundo que funciona sin sus lenguas propias; es el único continente donde ningún idioma americano tiene vida normal, donde ninguna lengua americana es oficial y de trabajo de ningún país ni de los bloques de naciones que en él se formaron.
El desinterés hacia sus lenguas propias y su identidad, sin lugar a dudas es una de las más prominentes paradojas e ironías de nuestro continente, que hace doscientos años inició su independencia política, empero nunca se ocupó de su independencia y soberanía lingüística. La política lingüística paraguaya es una de las más categóricas pruebas. El país de los guaraníes, a doscientos años de su independencia política, tiene como única lengua normal, oficial y de trabajo a la lengua de Castilla, hablada actualmente por el 67% de la población; por otro lado, el guaraní, la lengua mayoritaria y que lo identifica, hablada por 86% de su población, es discriminada y privada de ser lengua normal y de trabajo del Estado Paraguayo.
En el discurso mencionado, Eduardo Galeano puso de relieve la importancia estratégica de la lengua guaraní para Paraguay, afirmando que “Paradójicamente, al cabo de cinco años de guerra feroz, entre tanta muerte sobrevivió el origen. Según la más antigua de sus tradiciones, los paraguayos habían nacido de la lengua que los nombró, y entre las ruinas humeantes sobrevivió esa lengua sagrada, la lengua primera, la lengua guaraní. Y en guaraní hablan todavía los paraguayos a la hora de la verdad, que es la hora del amor y del humor”.
Pero la paradoja lingüística y cultural no es sólo paraguaya, sino se extiende en todos los países de este continente; en ningún país americano una lengua americana es normal. Así también ocurre en los bloques regionales de naciones que se han creado hasta ahora —incluido el Mercosur. En ningún bloque de naciones una lengua americana es oficial y de trabajo. El Área de Libre Comercio de las América (ALCA), hoy en letargo, contemplaba cuatro lenguas europeas oficiales: el castellano, el portugués, el inglés y el francés.
El otro proyecto de integración americana que se concretó el 23 de mayo del presente año es la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR). Este bloque sudamericano está constituido por la República Argentina, la República de Bolivia, la República Federativa del Brasil, la República de Colombia, la República de Chile, la República del Ecuador, la República Cooperativa de Guyana, la República del Paraguay, la República del Perú, la República de Suriname, la República Oriental del Uruguay y la República Bolivariana de Venezuela. Esta iniciativa integracionista, al igual que el ALCA, contempla cuatro lenguas oficiales, pero nuevamente todas europeas: el castellano, el inglés, el portugués y el neerlandés u holandés. El inglés entró por ser lengua oficial de Guyana, que tiene 705.803 habitantes; el holandés entró por Suriname, que cuenta con 415.000 habitantes, donde también es lengua oficial. Pero paradójica e irónicamente, el guaraní —lengua oficial de uno de los estados miembros— y otras lenguas originarias de América, con millones de hablantes, fueron excluidos de esta integración.
No puedo imaginarme lo paradójico que sería para los europeos que la Unión Europea funcionara sin las lenguas europeas, que su Parlamento funcionara solamente en lenguas americanas o asiáticas. Para dicha de los europeos, la integración de sus naciones cuenta con 23 lenguas oficiales y de trabajo y casi todas son europeas.
En el Año Internacional de las Lenguas, el 2008, es más que urgente que en Paraguay iniciemos la normalización de la lengua americana mejor posicionada de América: el guaraní. Por justicia social y para reivindicarnos con nuestra identidad, en este año de cambios políticos, es urgente que aprobemos la Ley de Lenguas, que empecemos la bilingüización del Estado, que profundicemos la educación bilingüe, que creemos voluntad política para que el guaraní sea una lengua normal como lo es el castellano. A nivel americano debemos unir sinergias para que el guaraní, el quechua, el aimará y otras lenguas sean lenguas oficiales y de trabajo del Mercosur y de la UNASUR. Solo así podemos como naciones construir una verdadera integración basada en nuestras raíces. Nuestras lenguas y nuestras culturas continentales nos exigen reparación histórica de manera a reencontrarnos con nuestras raíces como pueblos.
El autor es lingüista, Director de la Fundación Yvy Marãe’ỹ y del Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní, Regional San Lorenzo II.



El guaraní y la clase política paraguaya

Culminó el año 2007 e iniciamos el 2008. En momentos como este es importante realizar una retrospección de lo que fue el año que expiró y sobre ella proyectarse en el nuevo. En estas líneas quisiera hacer referencia a la lengua guaraní y la clase política paraguaya, de manera a aportar temas para los debates y discusiones de los candidatos a distintos cargos que se elegirán en el mes de abril.

En un artículo que escribí el año pasado para este periódico había dicho que en el 2007  recordábamos los 400 años de la publicación de la primera obra escrita en la lengua guaraní, el Catecismo Guarani de Fray Luis Bolaños, editada en Nápoles en octubre de 1607;  que se cumplían 40 años de la sanción de una Nueva Constitución Nacional, el 25 de agosto de 1967, en la cual se reconoció al guaraní como lengua nacional; y que se cumplen 15 años, el 20 de junio de 1992, de la sanción de  la Constitución Nacional actual, a través de la cual el guaraní pasó a ser lengua oficial junto al castellano en nuestra República.

Además de estos hechos históricos, el guaraní tuvo en 2007 un protagonismo muy importante a nivel mundial. En enero el MERCOSUR lo asumió como la tercera lengua, junto al castellano y portugués, y si no fuera por la mala fe y desidia de las autoridades paraguayas, iba a ser declarado lengua oficial de este bloque económico; el discurso del Director General de la UNESCO, el Sr. Koichiro Matsuura, con el cual dio la apertura al Año Internacional de las Lenguas, el 2008, fue traducido en nueve lenguas, y entre ellas el guaraní; dicho documento se publicó en las seis lenguas oficiales  de las Naciones Unidas: castellano, inglés, francés, ruso, chino y árabe y en tres lenguas invitadas: danés, irlandés y guaraní. El  25 de diciembre, el Papa utilizó el guaraní para pronunciar parte de su discurso desde Roma. Estos dos últimos hechos fueron de suma importancia, ya que por primera vez la ONU utilizó una lengua originaria de América, y justamente el guaraní, para emitir textos oficiales y por primera vez también un Pontífice hizo uso de una lengua americana, y justamente el guaraní, desde la sede de la Iglesia Católica para emitir un mensaje al mundo.  En el 2007 el guaraní ha ingresado vertiginosamente al mundo virtual; desde diciembre la enciclopedia Wikipedia tiene en sus páginas vastas informaciones en guaraní sobre diferentes temas; además hay que señalar que a la fecha miles de sitios difunden nuestra lengua.

Ahora bien, ¿cómo está el guaraní a nivel nacional? Sin lugar a dudas que esta lengua está mucho mejor que décadas y años anteriores en Paraguay. Los discentes ya no se arrodillan encima de la sal gruesa o grano de maíz en las escuelas como castigo por hablar guaraní, los educandos campesinos ya no pierden el receso por hablar en clase la única lengua que conocen, etc. Empero hay demasiadas discriminaciones aún para la lengua guaraní y sus hablantes. Nuestra lengua originaria, a pesar de que hace 15 años es lengua oficial para la República del Paraguay y hablada por 90% de la población, sigue siendo hoy una lengua relegada por el Estado Paraguayo. Hasta ahora no se ha publicado una sola ley, un solo decreto, un solo dictamen judicial en guaraní, cuando que desde 1992 todos los documentos que emite el Estado deberían ser publicados en castellano y guaraní, de manera a hacer efectiva la prescripción constitucional, democratizar las informaciones y hacer asequibles los documentos públicos a todos los ciudadanos y ciudadanas de esta patria,

La marginación de la lengua guaraní y la exclusión de sus hablantes devienen de la supina irresponsabilidad de la clase política paraguaya.  El Presidente de la República defendió la igualdad de las culturas en la 34º reunión de la Conferencia General de la UNESCO realizada el año pasado; en la ocasión el mandatario pronunció parte de su alocución en guaraní  y subrayó que no hay culturas superiores sino diferentes. Todas estas bonitas declaraciones del Presidente son puros aforismos, ya que en la práctica el mismo no ha hecho absolutamente nada como sus antecesores inquilinos del Palacio de los López para reivindicar y normalizar el uso del guaraní en el Estado; el Presidente defiende la igualdad de las culturas pero relega el guaraní; afirma que no existen culturas superiores, pero en la práctica sí existen para él, puesto que privilegia la lengua de Cervantes, como “la lengua de los karai” para comunicarse en forma oficial con el pueblo y relega el guaraní, lengua de mayor uso del Paraguay y única del 27% de la población paraguaya. La actitud de los demás políticos, tanto del partido del gobierno como los de la oposición, es la misma que la del Presidente de la República. La clase política paraguaya padece de miopía estratégica, que le impide divisar e interpretar el gravitante papel histórico de la lengua guaraní para la nación.





Ahora estamos en el año 2008, año internacional de las lenguas para las Naciones Unidas y año electoral en el Paraguay.  Es más que necesario que la clase política paraguaya y los partidos y movimientos políticos incluyan en sus discusiones y en sus propuestas el tema cultural y la lengua guaraní, y la sociedad civil debe velar para ello. La cultura no reviste de importancia para los políticos y las políticas de nuestro país, el presupuesto asignado para el 2008 a la Secretaría de Cultura es elocuente, del exiguo monto asignado, el 98% es destinado a sueldos y solo 2% para promoción cultural. Esto es una burla para nuestra identidad y cultura paraguaya y una traición a los intereses nacionales, ya que se sabe que la promoción cultual es de suma importancia en este mundo globalizado, dado que la cultura es la quintaesencia de la identidad de la nación. La clase política paraguay tiene una histórica deuda con la lengua guaraní, es la responsable de la larga discriminación de esta lengua, piedra angular de nuestro “teko” como paraguayos y de sus hablantes. Ni el Parlamento ni el Ejecutivo paraguayos fueron quienes pidieron por primera que el guaraní fuera lengua oficial del MERCOSUR, sino sus pares de Uruguay; es más, los del Paraguay fueron –según informaciones extraoficiales que hemos denunciado públicamente en su momento- quienes pidieron que este bloque de naciones no adoptara nuestra lengua mayoritaria del Paraguay como lengua oficial.

Ha’evéma ñe’ẽrei ha vyrorei. Tekotevẽ político ha sociedad civil jajetyvyro ha ñañepyrũ ñamba’apo ñane retã, ñene retãyguakuéra ha ñande reko tee rehe añetehápe.  Heta oĩ tembiaporã: hetahetave tetãygua osẽ tupãmba’ejáramo ojeporeka ambue tetãme hembiaporãre hetã’ỹramo guáicha, chokokue ha ypykuérape oñemosẽmba ijyvýgui, ha soja jarakuéra (pytaguameme nunga) omongy’apa yvy, ysyry ha ñande rekoha. Ko’ã mba’e, ñande reko ha guarani ñe’ẽ ári oguatava’erãkuri politico-kuéra rembiapo; áĝakatu ndaupéicha oiko, ha iporãne aipóramo 2008-pe oñepyrã hikuái.

La clase política paraguaya está en una disyuntiva: terminar con la segregación lingüística y social de que es objeto el pueblo desde hace casi 200 años o seguir con el vyrorei como ya nos tiene acostumbrados, postergando la discusión y solución de los problemas esenciales y encharcándose siempre en los temas pueriles y sin trascendencia para el nación. Si el primero va ser el camino a abrazar, la clase política en el 2008 –el Año Internacional de las Lenguas - debe empezar a normalizando el uso del guaraní: que se apruebe la Ley de Lenguas, cuyo anteproyecto fue elaborado por la sociedad civil; que se bilingüice en guarani y castellano el Estado; que todas las gobernaciones y municipalidades utilicen las dos lenguas oficiales en forma oral y escrita como establece el artículo 140 de la Constitución Nacional; que las nuevas Cédulas de Identidad y Pasaporte ( que saldrán en abril de este año) utilicen ambas lenguas oficiales; que las empresas privadas incorporen el uso de estas lenguas; que todos los paraguayos y las paraguayas conozcamos el guaraní, el castellano y si es posible otras lenguas. Si la clase política paraguaya no se preocupa y  ocupa de estos temas capitales para la vida nacional, habrá traicionado los anhelos de toda la población y repetido las mismas mentiras de siempre.




Lic. Miguel Ángel Verón
Director de la Fundación Yvy Marãe’ỹ y del Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní, Regional II  San Lorenzo













La nueva apertura política y la lengua guaraní en el Paraguay
Hace seis meses que asumió el nuevo gobierno encabezado por el señor Fernando Lugo. Las elecciones de abril pasado marcaron un hito en la historia paraguaya, puesto que fue la primera vez que un partido entregaba el gobierno a otro por las vías democráticas, y por otra parte, fue relegado del gobierno un partido en cuyo expediente se encuentran el sostenimiento de funestas dictaduras y la abierta entrega de la soberanía nacional. La apertura democrática que estamos viviendo en el Paraguay –que esperamos que sea mucho más radical que la iniciada en 1989- debe necesariamente ser acompañada por la profundización del respeto a los derechos humanos y la recuperación de la soberanía política, territorial, energética, cultural y lingüística. La normalización de la lengua guaraní, uno de los mayores desafíos del gobierno de Lugo, será la forma de recuperación de la autonomía cultural y lingüística por tantos años negada y renegada por las minorías que se han apoderado de este país.
Una de las deudas más graves y con mayor consecuencia social que tienen los diferentes gobiernos de distintos colores desde la culminación de la Guerra Contra la Triple Alianza es la absurda y criminal discriminación que han sufrido la lengua guaraní y sus hablantes. Cuando culminaba la Guerra Guasu en 1870, probablemente el 98% de la población paraguaya hablaba el guaraní y solo el 25% el castellano; pese a ello, la política que impulsaron los marionetas de los vencedores ha querido borrar la lengua guaraní, idioma  identitaria y de resistencia del pueblo paraguayo. Prueba de ello es que el 7 de marzo de 1870, a solo seis días de la derrota paraguaya, por resolución firmada por Cirilo Antonio Rivarola, miembro del Gobierno Provisorio impuesto por los vencedores, se prohíbe el uso del guaraní en las escuelas, y así comienzan los violentos castigos físicos y psicológicos que sufrieron los escolares por tantas décadas; en la Asamblea Nacional Constituyente que se realizó el mismo año también se prohibió el uso del idioma de la resistencia nacional.
El designio de los vencedores y la doctrina mitreriana que para matar al Paraguay primero habría que matar su lengua, el guaraní, cumplieron a pies juntillas los distintos gobiernos abyectos a intereses exógenos que se sucedieron en el país por los largos 138 años. Ni el partido colorado, ni el chovy ni el febrerismo se preocuparon y ocuparon de poner fin al brutal atropello de que fueron objeto millones de paraguayos y paraguayas, a quienes se les ha privado del derecho de hablar en su lengua propia, y con ella de la posibilidad de pensar, de expresarse, de construir su aprendizaje, de participar en la vida política y de ser ciudadanos y ciudadanas. Esta política de mutismo que se impuso a los y las hablantes de la lengua mayoritaria sigue patente hasta ahora; actualmente, a 20 años de la apertura democrática y 16 de la oficialización del guaraní junto al castellano, la lengua de Castilla sigue siendo la única normal y de trabajo del Estado Paraguayo, violándose de esta manera el derecho que les consagra a los y las guaraní hablantes el artículo 140 de la Constitución Nacional. A pesar de que el 86% de la población paraguaya habla guaraní, el Estado funciona única y exclusivamente en castellano, soslayando y pisoteando el derecho de cerca del 90% de la población de vivir en su lengua, que su Estado se comunique con ella en su idioma, que sus documentos públicos y personales estén en la lengua que entiende.
Por suerte en los últimos años ha surgido una nueva conciencia lingüística en la sociedad civil paraguaya, que progresivamente va tomando relieve. Esa nueva fuerza civil empieza a exigir al Estado el respeto de los derechos lingüísticos, y ha encarado trabajos sinérgicos antes y después de las elecciones de abril pasado. Apenas el Señor Fernando Lugo fue declarado ganador, unas 36 organizaciones nacionales y extranjeras le presentaron un documento en el cual solicitaron la urgente normalización del idioma guaraní y la bilingüización del Estado Paraguayo; fruto de esta militancia, en la asunción al mando del 15 de agosto la lengua mayoritaria ha ocupado un espacio muy importante.
Después del 15 de agosto se han dado algunos pasos muy auspiciosos que apuntan a la normalización y normativización del guaraní. En diciembre de 2008, la Secretaría de la Función Pública y la Secretaría Nacional de Cultura, a propuesta y apoyo de la sociedad civil, han puesto en marcha un plan de enseñanza de guaraní en la función pública. Este mes culminará el mencionado curso donde están estudiando cerca de 30 funcionarios y funcionarias públicos. En la segunda quincena del presente mes, en base a los logros y tropiezos encontrados en el curso piloto, se abrirán paralelamente varios cursos comunicativos de lengua guaraní, destinados a más funcionarios y funcionarias. Con este plan de capacitación se pretende contar con funcionarios y funcionaras bilingües, que manejen con solvencia en forma oral y escrita las dos lenguas oficiales de la República, de manera a ofrecer un servicio bilingüe y fortalecer la bilingüización de la administración del Estado paraguayo.
Es de recordar también que se está estudiando en el Parlamento Nacional un proyecto de Ley de Lenguas, que pretende normalizar y normativizar la lengua guaraní, y fortalecer las demás lenguas nacionales. El sistema educativo nacional también aporta lo suyo, si bien sigue impulsando en la práctica un modelo de bilingüismo de sustitución y no de mantenimiento como se expresa en los papeles, el Ministerio de Educación y Cultura sigue con su plan de educación bilingüe, que desde el presente año presenta importantes innovaciones. La nota resaltante en el área educativa constituye la Campaña Nacional de Alfabetización que se encarará en forma bilingüe, el programa cubano Yo Sí Puedo se desarrollará en guaraní-castellano, para lo cual se hará una versión adecuada a la realidad nacional y con actores y actrices paraguayos y paraguayas. Es más que urgente una campaña nacional de alfabetización de jóvenes y adultos en guaraní, de tal suerte a extender la comprensión oral y expresión escrita en esta lengua.
Pese a estos importantes pasos dados, aún estamos muy lejos de ser un país respetuoso a su identidad, a sus lenguas y a sus ciudadanos y ciudadanas, puesto que la administración del Estado casi 100% sigue siendo monolingüe castellano; las leyes, decretos, ordenanzas, etc. se publican todavía en castellano solamente; la salud, en un país mayoritariamente guarani hablante, funciona solamente en castellano; la administración de la justicia usa solamente el castellano en un país donde el 80% de población es de lengua materna guaraní;  la cédula de identidad personal se expide en castellano-inglés, y la página web del Ministerio de Hacienda se exhibe en castellano-portugués, renunciando abiertamente a la soberanía política y lingüística.
Nuestro país no será Paraguay sin la lengua guaraní, había afirmado hace unos años un gran estudioso de esta lengua; y efectivamente es así. Si el nuevo gobierno quiere superar los problemas endémicos que afecta a la nación, no puede seguir soslayando los derechos lingüísticos y renegando contra la identidad paraguaya; debemos reflexionar como país quiénes somos, reconocer que nuestra identidad está en la lengua guaraní, que en ella nos expresamos en los momentos amargos y alegres, en los momentos de nostalgia, cuando estamos fuera de nuestras tierras, y cuando nos encontramos con nosotros mismos. La bilingüización del Estado Paraguayo y la normalización de la lengua guaraní ayudarán a la profundización de la democracia y el respeto a los derechos humanos; así mismo traerán a la nación ingentes beneficios, puesto que fortalecerán nuestra identidad, elevarán nuestra autoestima y seremos más seguros de nosotros mismos como pueblo.

Miguel Ángel Verón
Director de la Fundación Yvy Marãe’ỹ
Y del Ateneo de Lengua Guarani de San Lorenzo
m_angelveron@hotmail.com







Normalicemos la lengua guaraní
Las Naciones Unidas han declarado el 2008 como “Opaite Ñe’ẽ Ary”, Año Internacional de las lenguas; esta iniciativa la tomó este organismo internacional al ver con preocupación que las lenguas, una de las manifestaciones culturales más importantes de la humanidad, estaban experimentando un acelerado proceso de extinción. Algunos estudios señalan que el Siglo XIX se inició con cerca de 200.000 lenguas; tristemente el Siglo XXI se encontró con un poco más de 5.000 de ellas nada más; la “civilización” mató más de 190.000 lenguas en doscientos años; actualmente cada mes mueren dos  o más lenguas en el mundo.

Ñe’ẽnguéra ñemano oipy’apyeterei ONU-pe, ha upévare ojerure opavave tetã ha tetãyguápe ojepy’apymívo iñe’ẽ ha heko rehe ko ary pukukue, jahechápa nañamombaretéi opaite ñe’ẽ anivéma hag̃ua japyta ñanetyre’ỹ chuguikuéra. “Los idiomas son esenciales para la identidad de las personas y los grupos humanos y para su coexistencia pacífica, y constituyen además un factor estratégico para avanzar hacia el desarrollo sostenible y la articulación armoniosa entre lo mundial y lo local”, he’i kuatia osẽva tetã aty guasúgui.

¿Cómo nos tomó en Paraguay este año tan importante? Nuestro país es el reino de las paradojas; el guaraní, a pesar de que siempre fue la lengua mayoritaria en toda la historia patria, y pese a que es la lengua que representa nuestra identidad, siempre fue relegado; los sucesivos gobiernos que nacieron después de la hecatombe del 70 siempre tuvieron una clara política guaranicida y etnocida. El advenimiento de la democracia política no ha traído consigo una democracia lingüística para nuestro pueblo, puesto que los y las monolingües guaraní siguieron y siguen discriminados por su propio estado, hecho que los lleva a vivir en su país como emigrantes. 

Guarani ningo ymaite guive ko’ág̃a meve ñe’ẽ ojeporuvéva ñane retãme. 1811-me, Paraguái isãso ramo guare España poguýgui, 99% ñane retãygua oiporu ko ñe’ẽ. Censo guasu ojejapova’ekue 2002-me ohechauka  5.160.830 tapicha ñane retãygua apytépe, 1.721.000 (33%) oikuaaha guarani ha castellano, katu oiporuve guarani; 1.399.220 (27%) oñe’ẽ guarani añónte; 1.330.810 (26%) oikuaa castellano ha guarani, katu oiporuve castellano; 411.780 (8%) oñe’ẽkuaa castellano añónte. Pépe jahechakuaa haimete 90%  ñane retãygua oñe’ẽkuaa guarani ha castellano katu 70% rupinte.

Pese a que la lengua guaraní es lengua mayoritaria del Paraguay, hablada por casi 90% de la población y oficial según el Artículo 140 de la Constitución Nacional, ella y sus hablantes siguen siendo discriminados y desdeñados. El Estado Paraguayo sigue funcionando única y exclusivamente en castellano, lengua hablada por cerca del 70% de la población, violando flagrantemente la Constitución Nacional y los inalienables derechos de los y las guaraní hablantes. Los medios de comunicación, casi en su totalidad, funcionan en castellano. Todos los municipios, inclusive aquellos en donde el 80% de la población habla solamente guaraní, funcionan únicamente en castellano. Los documentos en general están en castellano; la cédula de identidad policial va mucho más allá, es bilingüe pero castellano–inglés. Esta política guaranicida atenta directamente contra el alma de la patria y de la democracia paraguaya.

El nuevo contexto político iniciado el 20 de abril da señales de esperanza; hace creer en que habrán cambios en relación a la política lingüística. El acto de asunción del 15 de agosto ha marcado un hito en la historia paraguaya; por primera vez se ha entonado el himno nacional en las dos lenguas oficiales, por primera vez también el Presidente del Parlamento como el flamante nuevo Presidente de la República utilizaron los dos idiomas oficiales para dirigirse a los presentes, poniendo de manifiesto nuestra identidad lingüística. “Japytávo oñondive ñañemongetáta ñane ñe’ẽtépe”, aseguraba el nuevo presidente en aquel histórico día.  

Heta mba’e porã ipyahúva ningo ko’ág̃a ojejapohína Paraguáipe guarani ha ambue ypykuéra ñe’ẽ rehe; Parlamento-pe oñehesa’ỹijohína peteĩ Leirã Paraguái Ñe’ẽnguéra reheguáva (Proyecto de Ley de Lenguas), ha vokoietéma ikatu oiko chugui léi. Pe apoypyrã rupi oñemoñe’ẽkõi añetese Paraguái, péva ombohape opaichagua kuatia, jámane decreto, léi, ordenanza osẽva municipalidad-kuéragui, kuatia tee (cédula de identidad), jehasaha (pasaporte), ha hetave kuatia oñemyasãivo guarani ha castellano-pe, oiko háicha tetã iñe’ẽkõivape; upéichante avei pe leirã ombohape medio de comunicación-kuéra oiporúvo mokõive tetã ñe’ẽ tee.

Este mes se inician los cursos de guaraní para funcionarios y funcionarias de la administración central. Este proyecto están encarando la Secretaría de Cultura y la Secretaría de la Función Pública, conjuntamente con la Red Contra Toda Forma de Discriminación. Estos cursos apuntan a capacitar en forma gradual a todos los y las funcionarios públicos en la lengua guaraní, de manera que puedan manejarla en forma oral y escrita, y de esa manera elevar la eficiencia, hacer efectivo el mandato constitucional y poner en práctica una política de no discriminación en la administración del Estado.

Og̃uahẽma ára tetã háicha ñañeporandúvo moõ gotyopa jahase; guarani ningo osyryry ñande ruguýre, pype oĩ ñande reko tee Paraguái háicha; opa rire Ñorairõ Guasu, 1870-pe, Argentina ha Brasil ojukase ñane ñe’ẽ ha ñande reko, jahechápa nohundietéi Paraguái; péicha oñepyrũva’ekue guarani ha iñe’ẽhára ñemboyke oguatáva gueteri ko’ág̃a meve; aipórõ, añetehápe ñamopu’ãséramo ñane retã ha jaipykýi añeteséramo democracia rape, ñamombareteva’erã ñande reko; péva ojejapótaramo guarani ha’e tembiporu tuichavéva; ha’e ñanemopeteĩ ha ñanemoambue ambue tetãnguéragui; ha’e rupi Paraguái ojekuaa yvy tuichakue javeve.

Reivindiquémonos con el guaraní, con nuestra identidad y con nuestras raíces en este Año Internacional de las Lenguas normalizando el guaraní; aceptemos y asumamos con orgullo nuestro bilingüismo, signo identitario invalorable que tenemos; dejemos de discriminar a los 27% de hablantes monolingües guaraní, bilingüizando el Estado y la sociedad toda; hagamos esfuerzos sinérgicos para que todos los ciudadanos y las ciudadanas seamos bilingües coordinados guaraní-castellano. Solo así podremos recuperar nuestra autoestima como pueblo y ser orgullosos de ser paraguayos y paraguayas.

Miguel Ángel Verón

Director de la Fundación Yvy Marãe’ỹ y del Ateneo de Lengua y Cultura Guarani, Regional San Lorenzo II.







Connect to the next generation of MSN Messenger  Get it now!


0 comentarios:

Publicar un comentario